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martes, 10 de julio de 2018

LA CATEGORÍA O.V.N.I. Y SU APLICACIÓN PRÁCTICA


La sigla O.V.N.I. (U.F.O.) no determina nada. Es una definición por la negativa. Dice que no sabemos de qué se trata.

De que lo que no sabemos es la verdadera naturaleza de un “objeto que vuela”.

La primera objeción que podemos plantear es que quizás no se trate de algo que está volando sino flotando en el aire, como un globo o una pompa de jabón. Punto básico: no todas las cosas que están en el aire están volando.

La segunda objeción es que la sigla se refiere a un objeto. Pero bien puede ser una manifestación de energía de cierto tipo. Por ejemplo, un rayo globular, fuegos de San Telmo, Sprites, luces de terremotos o de Hessdalen.

Por lo tanto, si excluimos la segunda y tercera letra de esta sigla, quedamos con el concepto de No Identificado.

La pregunta inmediata es: ¿quién dice que algo es no identificado? O ¿cuántas personas dicen que es no identificado? ¿Están implicados instrumentos de detección?

Si –como investigadores— consideramos la denuncia de OVNI procedente de apenas una persona, el valor de esa denuncia será mínimo, excepto si la persona es alguien con un sólido historial científico, el cual, sin embargo, da solo un plus respecto de un individuo común, pero no mucho más finalmente. Aún los científicos pueden confundirse.

Si la denuncia de un mismo fenómeno procede de una cantidad de testigos que se encuentran en una misma área, pero que son totalmente independientes entre sí, el informe adquiere más relevancia.

Indudablemente algo ha sido visto en el aire que muchas personas no pudieron identificar con nada que ellas conocieran.

Si añadimos a la denuncia de OVNI que, aparte de muchos testigos independientes, el fenómeno fue captado en fotos, video y radar, el caso llega a ser robusto.

Sin duda, algo extraño ha ocurrido.

El análisis de fotos, videos y de la detección por radar –si la misma ha sido grabada-- vendrán en apoyo de lo que los testigos vieron a simple vista.

Es altamente posible que una vez que las fotos, los videos y aún la detección por radar sean analizadas, pueda haber una explicación convencional.

Muchas veces las condiciones meteorológicas y aún más, las condiciones psicológicas en el momento de la denuncia de OVNI, pueden influir en la denuncia misma.

Pero es importante acordar y conceder que el investigador puede llegar a un punto en el cual él o ella no tenga una explicación convencional para el fenómeno.

No sabemos todo. La ciencia nos provee con la mejor metodología si queremos conocer algo, pero la ciencia en sí misma está permanentemente tratando con lo desconocido que procura conocer.

Como dijo el físico Brian Cox (*): “Me siento cómodo con lo desconocido –ese es el objetivo de la ciencia. Hay lugares ahí fuera, miles de millones de lugares ahí fuera, de los que no sabemos nada. Y el hecho de que no sepamos nada sobre ellos me estimula, y quiero salir y saber acerca de ellos. Y de eso se trata la ciencia. De modo que si no estás cómodo con lo desconocido, entonces es difícil ser un científico… Yo no necesito una respuesta. No necesito respuestas para todo. Necesito tener que encontrar respuestas.”

Es por eso que yo acepto la idea general de que puede haber cosas que aún están “no identificadas”, lo cual no significa necesariamente que no sean identificables.

Pero como investigadores, pienso que tenemos que estar abiertos a la posibilidad de que podamos encontrar algo que por más que hayamos luchado por identificar, puede permanecer no identificado para nosotros.

Y eso puede ser una gota en el vasto océano de cosas identificables que la gente, en general, puede denunciar como “no identificadas” simplemente porque sucumbe a la tendencia en que se le ha hecho pensar a la sociedad (lo cual es una forma de ignorancia), porque busca publicidad, o –aún peor— hacer dinero.

Si algo permanece no identificado para nosotros –investigadores—tendrá que ser luego de haber recogido toda la información posible sobre el fenómeno en cuestión. No por investigación de campo mal realizada o por datos insuficientes.

No se trata de que ciertos fenómenos sean insondables, pero necesitamos reunir toda la información posible a lo largo del tiempo, para finalmente arribar a la identificación de lo que podría ser un nuevo desarrollo tecnológico, o un fenómeno natural aún no muy bien estudiado. El perfecto ejemplo de esto son los Sprites, cuya existencia la ciencia recién reconoció en 1994.

Brian Edward Cox OBE, FRS, (nacido el 3 de Marzo de 1968) es un físico inglés que trabaja como profesor de física de partículas en la Facultad de Física y Astronomía de la Universidad de Manchester.

Milton W. Hourcade

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