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viernes, 4 de octubre de 2013

EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 7

EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 7, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., may.-jun. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.




PRIMICIA vs. OBJETIVIDAD

Transitamos un periodismo que nos exige mesura y precisión, aún a riesgo de dilatar apreciablemente la difusión de algún acontecimiento ufológico. No estamos embarcados en una carrera alocada cuya meta inmediata sea contabilizar primicias, y, la mediata, la de impactar el lector con un manejo indiscriminado de información muy reciente.
El fenómeno Ovni es una realidad física anómala que debe abordarse con un riguroso criterio metodológico que permita profundizar científicamente las particularidades de su naturaleza última. Esta afirmación suscita otra de sentido antinómico, traducible en términos de un necesario rechazo a toda difusión apresurada de hechos flamantes, supuestamente relacionados con el tema. En nuestro caso, la objetividad y la amplitud de prueba están reñidas con la primicia, sinónimo de ligereza y de estrechez documental.
Esto no sucede en otros campos del periodismo, en donde muchas veces pueden conciliarse la seriedad y la agilidad informativa, en atención a la propia naturaleza de los hechos relatados. Pero en el terreno ufológico no ocurre lo mismo. Quien pretenda afirmar lo contrario ignora por completo los múltiples aspectos involucrados en el problema, ya que el análisis pormenorizado de¡ mismo exige el concurso de numerosas disciplinas técnico-científicas.
El supuesto descenso de un Ovni -por ejemplo- ligado a la captación fotográfica del fenómeno y a la existencia de huellas en el terreno, impone la necesidad de un análisis detenido del evento desde muy distintas ópticas. El botánico -v.gr.- explicará si los hongos que proliferaron en la marca en cuestión corresponden a la especie generadora de los conocidos "anillos de hadas" erróneamente atribuidos por el vulgo a los Ovnis. El físico -por su parte- evaluará las particularidades de la tierra y hierba calcinados, barajando hipótesis convencionales sobre la causa generadora de esos efectos y determinando paralelamente el el índice de radiactividad registrado en el sitio se ajusta al nivel normal de radiación ambiental del lugar. El químico -en su caso- analizará algún sedimento encontrado en el sector, mientras que el fotógrafo hará lo propio con los negativos obtenidos. El médico ensayará una explicación científica sobre los efectos fisiológicos acusados por el testigo, mientras que el siquiatra buceará en la mente del protagonista en busca de una interpretación psicológica del fenómeno.
Las etapas precedentemente indicadas son apenas un reflejo muy elemental de los múltiples problemas que debe arrostrar la ufología científica frente a cada caso concreto. Casi a diario nos llegan denuncias de supuestos avistamientos y/o aterrizajes de Ovnis en algún punto del país. Si nuestra publicación fuese un mero órgano informativo de cuanta estupidez sea puesta en circulación, no sólo se convertirla en un pobrísimo catálogo de lo absurdo, sino que dejaría de cumplir con el cometido que signara su aparición.
Quienes pretendan encontrar en nuestras páginas un relato general, de cualquier episodio que haya sido divulgado recientemente por los conductos ordinarios, se verán por cierto defraudados. La investigación silenciosa y seria es una labor que insume un apreciable margen de tiempo. Es preferible sacrificar "primicias", en aras de la obtención de un resultado científicamente más valedero. En caso contrario sólo se divulgarían rumores, pero no investigaciones. El rumor desjerarquiza a la ufología. La investigación la enaltece.


El Director

Fuente: http://mitosdelmilenio.com.ar

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