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viernes, 4 de octubre de 2013

EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 5

EDITORIAL de la revista "Ovnis, un desafío a la ciencia", N° 5, Ed. CADIU, Córdoba, Ar., ene.-feb. 1975, escrita por el Dr. Oscar A. Galíndez.


EL PAPEL DE LA UFOLOGIA

Ayer fue el geocentrismo de Ptolomeo contra la "herejía" del heliocontrismo de Copérnico. Hoy son los epígonos del desaparecido doctor Condon contra el "cúmulo de idioteces" de los Ovnis. Y es lógico que así sea. "Siempre es difícil lograr un cambio en nuestra Imaginación -ha sentenciado el recordado Bertrand Russell- sobre todo cuando ya hemos dejado de ser jóvenes (1).
Galileo fue condenado dos veces por el Santo Oficio. Newton será perseguido por su teoría de la gravitación. Lavoisier deducirá la inexistencia de meteoritos. Newcomb demostrará que lo más pesado que el aire no podía volar... ¿Hace falta insistir en ejemplos afines?
El fenómeno Ovni debe estudiarse con rigor científico y sin apriorismos que posteriormente desnaturalicen la significación de las conclusiones a que eventualmente pudiera arribarse. La ciencia contemporánea debe avenirse a la necesidad de una investigación extensiva del problema. Los archivos de los grupos de probidad de¡ mundo entero cuentan con suficiente material documental como para respaldar convenientemente esa labor. La apatía sistemática debe ceder su lugar a la curiosidad creadora. La ufología tiene la responsabilidad de exhibir ecuménicamente el verdadero rostro del fenómeno, desenmascarando a los mixtificadores de siempre, enunciando y poniendo en práctica nuevas pautas metodológicas, emitiendo opiniones mesuradas y eliminando el aura fantasiosa y disparatada con que lamentablemente se ha rodeado al tópico.
La indiferencia de la ciencia contemporánea no debe interpretarse como una pretendida "conspiración del silencio", entendida ésta como una ocultación deliberada de la realidad de los Ovnis. Estimamos que no existe ningún hecho intencionalmente reservado, cuya revelación pueda coadyuvar a desentrañar definitivamente la naturaleza del fenómeno. Los gobiernos y los científicos callan porque nada saben sobre tales manifestaciones. La USAF -por citar una esfera de permanente interés oficial- siempre abordó la problemática superficialmente, sin el menor desvelo por llegar al núcleo de la cuestión. Sus comisiones de encuesta -generalmente integradas por personal desprovisto de aptitudes científicas- fueron creadas bajo una inspiración militar y en respuesta formal a continuos requerimientos investigativos de legisladores y ciudadanos estadounidenses. Las directivas de la CIA siempre tendieron a sugerir la conveniencia de una consideración somera del tema. Hay intereses creados que alientan la necesidad de orientar las subvenciones oficiales hacia otros estudios que -desde el punto de vista estratégico- resultan más redituables y aconsejables.
No estamos frente a informaciones sustraídas al conocimiento del vulgo por temor al pánico colectivo, sino ante una absoluta falta de idoneidad e interés científico por parte de quienes oportunamente cargaron con la responsabilidad de afrontar esos estudios. Lo lamentable es que otros países del mundo -colocados dentro de la órbita de influencia de los Estados Unidos- han recogido los informes escépticos de aquellas comisiones, aceptando sus conclusiones y procediendo a desbaratar los intentos locales de investigación.
La ufología -sin embargo- se está abriendo camino a través de la insensibilidad, y en gran parte merced a los trabajos silenciosos de particulares o, si se quiere, de aficionados con mentalidades científicas. El desarrollo de la aviación, de la radioastronomía, del electromagnetismo, de la tecnología coheteril, han sido el producto de aficionados. Bien advierte el doctor Jacques Vallée que la ciencia no es propiedad de ningún grupo de hombres. La ciencia toca a todos. Lo que los científicos profesionales puedan decir y escribir no lleva necesariamente el sello de la ciencia. Y lo que los "no científicos" como Edison, Tsiolkovski, Gramme o los hermanos Wright dicen y hacen, a veces lleva la estampa de la ciencia (2).
Cabe a la ufología el objetivo de lograr que el fenómeno acapare el interés de la ciencia contemporánea. Somos al respecto optimistas. Hay mucha gente idónea en nuestro país y en el exterior que trabaja empeñosamente en tal designio. Todo depende de la seriedad con que se encare el problema. Nada es científico por naturaleza. Ese carácter lo adquiere un fenómeno en función de la forma en que es abordado.

El Director

CITAS BIBLIOGRAFICAS
1) Russell, B.: "El ABC de la Relatividad", Edit. Libros del Mirasol, Bs. As. 1964, p. 11.
2) Vallée, J.: "A ten point research proposal", FSR, Londres, set-oct 1966, p. 12.


Fuente: http://mitosdelmilenio.com.ar/

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